Se acabaron la web, las búsquedas y los ordenadores tal y como los conocemos


Mucha gente se pregunta cómo será la web en el futuro. Pero lo cierto es que no va a existir una próxima web. El concepto de web basado en el espacio gradualmente se va a ir transformando en un concepto basado en el tiempo y que ya ha empezado a manifestarse en los ‘lifestream’.

Estos lifestream, un flujo de mensajes heterogéneo, que permite realizar búsquedas, y en tiempo real, apareció a raíz de los blogs y los feeds RSS, Twitter o Facebook, cuya estructura representa un cambio constante desde el mundo plano que existía hasta ahora en la pantalla del ordenador hacia una fuente de contenidos que fluye y que funciona como representación concreta del tiempo.

Podría considerarse, según recoge David Gelernter, profesor de informática de la Universidad de Yale en Wired, un diario mágico en el que las páginas van pasando automáticamente dejando plasmado la vida de una persona momento a momento. Pero a la vez es un libro de referencia, en el que se pueden hacer búsquedas sobre cualquier momento de nuestra vida.

Una estructura que está suplantando el paradigma dominante espacial en la ciberesfera: toda la información de internet pronto estará estructurada en función del tiempo. Si en el mundo de los bits las estructuras basadas en el espacio son estáticas, ahora las estructuras basadas en el tiempo son dinámicas, y fluyen eternamente, igual que lo hace el tiempo.

Por eso, Gelernter asegura que la web es historia.

La función más importante de internet hoy es ofrecer la última información disponible, decir qué está ocurriendo justo en este mismo momento. Y es por esto que recientemente han nacido tantas estructuras temporales, ya que satisfacen la nueva necesidad de obtener datos frescos constantemente.

¿Y qué ocurriría si todos estos blogs, feeds, chatstreams y demás se mezclan? Si alguien fuese capaz de unir todo el flujo temporal de datos del mundo, incluyendo los lifestream privados que están empezando a nacer, en un único flujo podría crear el ‘worldstream’, una imagen de la ciberesfera al completo. Eso sí, nadie puede ver el worldstream entero ya que una gran parte de la información que fluye por él es privada, pero todo el mundo forma parte de él.

Por otro lado, el nuevo panorama convierte cualquier fuente de información en un flujo informativo donde cada usuario elige qué prefiere y desde qué fuentes quiere beber. Además, el contenido de cada site está por fin liberado del confinamiento del espacio, convirtiéndose en una parte del flujo temporal universal.

Como consecuencia, el e-commerce se tranformará también drásticamente, ya que no será necesario tener que hacer un esfuerzo para ver qué hay de nuevo. Pronto nos daremos cuenta de que la arquitectura de la web tal y como está diseñada actualmente no es muy diferente a tener que visitar miles de tiendas físicamente separadas entre sí. Con un worldstream basado en el tiempo simplemente habrá que sentarse y ver una única muestra, personalizada, que recoja todos los sitios que pudieran ser de nuestro interés.

El resultado será una web que ya nunca más parecerá un entorno caótico. Y ya está empezando a ocurrir. Como explica Gelernter, miles de millones de usuarios lanzarán sus propias historias, que se mezclarán en una narrativa continua e infinita, “la Tierra contando su propia historia”.

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